Y fue a raíz de una inspiración divina, que una gran amiga me ofertó (Gracias, Rosa), que se hizo realidad uno de mis sueños: disfrutar de las energías angélicas y las altas frecuencias de los aromas al mismo tiempo.
Esta maravillosa idea se concretó en un taller mágico, en vivencias de una belleza inconmensurable y que reconfortaron el corazón y el alma de los asistentes, a los cuales hoy doy las gracias por haber compartido esos momentos tan importantes en su vida conmigo, en un entorno pleno de paz, respeto y amor.
Un salto cuántico en la vida de unos y tomas de conciencia importantes en las de otros, tras esta experiencia evolutiva, el cambio se palpa y permanece.
Gracias ángeles, gracias aromas de la naturaleza.
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ane elixabete valle (domingo, 18 marzo 2018 17:01)
Recuerdo el curso de aromaterapia egipcia con Hector Oscar Gambis.